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    Estrés y celulitis: ¿cuál es la relación?

    Debido a la situación sedentaria y la presión que vivíamos por el COVID-19, se registraron niveles muy altos de estrés que también afectaron nuestra condición de celulitis: todo esto debido a la producción de cortisol, también llamada “hormona del estrés”.

    El cortisol se produce de forma anormal cuando el cuerpo se somete a una presión excesiva tanto desde el punto de vista físico como psicológico y esta, si se prolonga, inhibe temporalmente algunas funciones corporales innecesarias (catabolismo de lípidos), acelerando el catabolismo de proteínas.

    A esto hay que sumar también una estimulación en la producción de ácidos grasos, un aumento de los niveles de glucosa en sangre y una disminución de la producción de colágeno, dando como resultado:

    • mayor retención de agua,
    • formación de celulitis,
    • aumento localizado de grasa.

    Para bajar los niveles altos de cortisol, será necesario actuar corrigiendo la dieta y el estilo de vida, en particular regulando los factores que pueden aumentar el estrés como, por ejemplo, la calidad del sueño. Muchos de nosotros, de hecho, no dormimos el número suficiente de horas, con importantes repercusiones en la producción de esta hormona.

     

    Termografía de contacto

    Para superar estos problemas, la investigación estética y médico-estética ha desarrollado diversos tratamientos eficaces para reducir la celulitis y la adiposidad localizada, mejorando notablemente la calidad de vida de los afectados.

    Al mismo tiempo, la parte de análisis también ha evolucionado y, gracias a la termografía de contacto, ha permitido examinar y clasificar estos problemas de la mejor manera posible, también desde un punto de vista preventivo.

    La termografía de contacto es un sistema basado en el uso de placas de cristal líquido microencapsuladas capaces de reaccionar en función de la temperatura corporal con la que entren en contacto: simplemente colocando las placas sobre la zona a analizar se podrá obtener un color imagen, por ejemplo, de alta resolución, que refleja la situación de los tejidos subyacentes permitiéndonos determinar el estadio de la celulitis (edematosa, fibrosa o esclerótica) y distinguir la grasa blanda de la endurecida.

    Los análisis de celulitis y adiposidades localizadas son pruebas rápidas, totalmente indoloras y se pueden realizar de forma recurrente para comprobar la evolución real y la eficacia de los tratamientos realizados.

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