28 Apr Endolipólisis: liposucción no quirúrgica contra la grasa abdominal
La adiposidad abdominal es un problema estético y funcional que afecta a una gran parte de la población.
Se manifiesta como una acumulación adiposa visceral muy difícil de eliminar, sobre todo si se arraiga con el paso de los años: además de ser antiestética, representa un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y las enfermedades degenerativas.
Por lo general, la primera aproximación debe ir siempre encaminada a modificar la dieta y el estilo de vida, lo que debe hacerse siempre junto a tu nutricionista de confianza: siempre es mejor evitar el bricolaje cuando se trata de nuestra salud.
Sin embargo, a veces puede no ser suficiente, especialmente si el análisis de la adiposidad abdominal revela grandes concentraciones de grasa visceral. Este examen se realiza mediante la termografía de contacto, una tecnología especial capaz de mostrar, a través de una placa termográfica de cristal líquido, el estado real de los tejidos subyacentes, poniendo de manifiesto el estado de la adiposidad. La termografía de contacto permite, por tanto, distinguir la adiposidad blanda de la endurecida para fijar el mejor y más eficaz tratamiento.
Esto tiene una doble ventaja: nos permite actuar de forma preventiva (cuando la mancha aún no ha aparecido) y controlar la evolución de la dieta y los tratamientos estéticos o médico-estéticos a los que nos someteremos.
Uno de ellos es la endolipólisis, un tratamiento de medicina estética que provoca la disolución de los depósitos de grasa mediante infiltraciones subcutáneas. Este método llegó tras años de estudio e investigación, todos ellos italianos, destinados a ofrecer un resultado comparable al de la cirugía estética pero sin todos los posibles riesgos e invasividad de la cirugía.
Generalmente, los resultados son apreciables desde el primer momento, pero el máximo se obtiene tras 4-6 sesiones infiltrativas, dependiendo de la zona y del estado de partida. Para las inyecciones se utilizan microagujas que garantizan un tratamiento casi totalmente indoloro: sólo es posible sentir un ligero cosquilleo, fácilmente soportable, en el momento de la inyección. La mezcla de sustancias activas hará el resto, es decir, disolverá el tejido adiposo que luego será expulsado de nuestro cuerpo.
La particular no invasividad de la termografía de contacto, y su repetibilidad al estar libre de cualquier tipo de contraindicación, permiten repetir el examen periódicamente para detectar hasta la más mínima variación de la adiposidad abdominal subyacente. Además, la termografía de contacto permite distinguir la adiposidad blanda de la endurecida para establecer el mejor y más eficaz tratamiento.
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