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    Después de las vacaciones, es hora de tratar la celulitis empezando con su análisis

    Las vacaciones están llegando a su fin y aunque es un momento en el que a menudo se pasa de caminar a nadar, sabemos que se presta menos atención a los tratamientos anticelulíticos que el resto del año.

    Septiembre, sin embargo, es el mes ideal para volver a estar en forma: después de las vacaciones, de hecho, se inicia la rutina diaria de casa – compromisos – trabajo – gimnasio y mesa donde sería bueno traer de vuelta alimentos saludables, ricos en nutrientes y pobres en sal para ayudar al cuerpo a purificarse y recuperarse de los excesos del verano.

    A menudo sucede que se siente de mal humor cuando regresa de sus vacaciones, especialmente cuando se mira en el espejo con un ojo más crítico y consciente y se encuentra con la tan odiada celulitis, quizás incluso en peor estado que antes de su partida.

    Esto es bastante normal ya que, a menudo, nos permitimos muchos más excesos durante las vacaciones de verano, especialmente con la comida (alimentos más ricos en grasa y sal) y el alcohol (unos cuantos vasos de más); lo importante, sin embargo, es partir de una cierta idea de lo que necesitamos para volver a estar en forma.

    Desde este punto de vista, podemos contar con la termografía de contacto: un análisis que nos permite conocer el estado exacto de la celulitis para entender cuál es el tratamiento más adecuado para nuestro cuerpo. Esta metodología, confiada a profesionales como médicos estéticos, nutricionistas y esteticistas, permite identificar la condición de la imperfección y clasificar la celulitis en una de sus etapas (ausente – edematosa – fibrosa – esclerótica).

    Es un análisis totalmente libre de contraindicaciones, fácil, rápido y no invasivo basado en el uso de placas termográficas de cristal líquido que, una vez colocadas sobre la piel de la zona a analizar, permiten reproducir (a través de una imagen en color de alta resolución) el estado de los tejidos subyacentes.

    De esta manera, el profesional puede decidir los mejores tratamientos y el régimen alimenticio a aplicar en nuestro caso.

    Sin embargo, la termografía también es útil para controlar la evolución del tratamiento: puede ocurrir, de hecho, que un tratamiento sea menos eficaz de lo esperado según la zona tratada. A través del análisis termográfico, es posible ver en tiempo real la eficacia del tratamiento al que nos hemos sometido, permitiéndonos modificarlo en caso de que el progreso sea menor de lo esperado.

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