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    Adiposidad localizada: ¿Qué es y de qué depende?

    La adiposidad localizada, también conocida como grasa visceral, es una acumulación de grasa que se concentra en determinadas zonas del cuerpo como las caderas, el abdomen, los glúteos, las pantorrillas o los muslos y que difiere de la grasa subcutánea (concentrada en la hipodermis) y de la grasa intramuscular (distribuida entre las fibras musculares).

    La grasa visceral es uno de los factores de riesgo más importantes para las enfermedades cardiovasculares y la diabetes de tipo II, y puede provocar complicaciones como el síndrome metabólico.

    Los estudios científicos también muestran que puede ser incluso más peligroso que la obesidad general.

    Se acumula con el tiempo debido a un estilo de vida no regulado basado en una dieta poco saludable, mala actividad física y malos hábitos. Además del aspecto saludable, también trae consigo manchas antiestéticas, que pueden llevarnos a no sentirnos bien con nosotros mismos.

    Típico, de hecho, una acumulación en el abdomen y las caderas para los hombres o en los muslos, nalgas y pantorrillas para las mujeres. Cuando tenemos una condición bien establecida, se hace difícil remediarla sólo con dieta, por lo que puede ser necesario recurrir a tratamientos estéticos, o tratamientos médicos estéticos, para ayudar a la “disolución” y eliminación de este tipo de células.

    Sin embargo, es difícil distinguirlo de otros tejidos adiposos: por esta razón recomendamos un análisis de la adiposidad mediante termografía de contacto, un examen sencillo e indoloro que permite localizar y clasificar el tejido adiposo presente en las capas subyacentes.

    Este examen se basa en el uso de placas termográficas especiales de cristal líquido que, una vez aplicadas a la zona a analizar, reflejan en unos segundos una imagen en color de alta resolución de la afección subyacente: esto permite al terapeuta mostrarnos el mejor tratamiento estético o médico y llevar un registro, sesión tras sesión, de nuestros progresos.

    La termografía de contacto, además, es un excelente instrumento preventivo ya que permite detectar estas acumulaciones incluso cuando aún no son visibles a simple vista: de esta manera se podrá actuar con prontitud ajustando la dieta y el estilo de vida, evitando acumulaciones mucho más difíciles de eliminar.

    Este examen también puede realizarse para detectar el estado de la celulitis y, en cuanto a la grasa visceral, es posible detectarla tempranamente cuando aún no es palpable.

    La termografía de contacto está disponible en los mejores nutricionistas, consultorios médicos o centros de belleza seleccionados.

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