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    3 consejos para reducir los depósitos de grasa localizados

    La adiposidad localizada es, junto con la celulitis, una de las imperfecciones más odiadas por las mujeres.

    Se trata de una grasa localizada en zonas concretas como caderas, muslos, abdomen, pantorrillas, brazos y glúteos que, muchas veces, no solo es provocada por una situación de sobrepeso sino que también puede depender de factores hereditarios, un estilo de vida incorrecto o la toma de medicamentos específicos.

    La mayoría de las personas que padecen este problema también manifiestan una microcirculación alterada que provoca una reducción de la oxigenación de los tejidos subyacentes.

    En los últimos años, los profesionales de la estética y la medicina estética han desarrollado diversos tratamientos eficaces para reducir la adiposidad localizada; al mismo tiempo, también ha evolucionado la tecnología de análisis que, gracias a la termografía de contacto, ha permitido examinar y clasificar estos problemas de la mejor manera posible.

    El análisis termográfico, mediante el uso de una placa especial de cristal líquido, permite tener una imagen en color de alta definición, que refleja la situación de los tejidos subyacentes: de esta forma es posible distinguir la adiposidad blanda de la endurecida.

    Estamos hablando de un análisis totalmente libre de contraindicaciones, no invasivo y que puede realizar cualquier persona de forma fácil, rápida y cómoda.

    Una vez analizada la patología se puede elegir el tratamiento más adecuado como, por ejemplo, radiofrecuencia antigrasa, infrarrojos y criolipólisis.

    La radiofrecuencia aprovecha la acción de calentamiento de las ondas de radio para actuar sobre el sistema linfático y la microcirculación, estimulándolos y provocando un efecto reafirmante en los tejidos. Las células grasas se descomponen y luego son expulsadas de nuestro cuerpo a través del drenaje linfático.

    La tecnología infrarroja siempre funciona por el principio de calentamiento pero utiliza rayos láser infrarrojos que actúan, de forma localizada, sobre la grasa más radicalizada. La acción tonificante y reductora permite mejorar el estado de las imperfecciones y reducir la grasa subcutánea.

    La criolipólisis, por otro lado, utiliza un principio inverso, a saber, el de congelación. A través de una pieza de mano especial, las zonas a tratar son llevadas a temperaturas cercanas a cero: de esta forma se establecerá un proceso de apoptosis celular que conducirá a la muerte de las células grasas con posterior eliminación a través de nuestro sistema linfático.

    Para los 3 tratamientos, los resultados serán visibles en unas pocas semanas (también porque el proceso activado continuará durante mucho tiempo), por lo que es recomendable monitorear el progreso, sesión tras sesión, mediante análisis termográfico.

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